Ensalada vegana de lentejas y naranja

Ensalada vegana de lentejas y naranja

Esta ensalada vegana de lentejas y naranja es la mar de saludable. Dos alimentos que combinan a la perfección y que son parte indispensable de nuestra dieta mediterránea.

Las legumbres, muchos años denostadas, vuelven a tener un lugar predominante entre aquellas personas que apuestan por la alimentación saludable.

Y de la naranja, qué podemos decir de la naranja, tan valenciana y con tanto sabor. Afortunadamente en Masía El Altet las tenemos muy cerca.

No tan sólo se cultiva en los campos de la huerta de Valencia. También se pueden ver y de manera abundante en la comarca alicantina de la Marina Alta y, más concretamente, en la Vall de Gallinera, a muy pocos kilómetros de nuestros olivares.

Apunta los ingredientes y la forma de elaboración y ya verá que comerás muy sano con muy poco trabajo.

Ingredientes

  • 700 g de lenteja pardina cocida
  • 1 naranja
  • 8 tomates cherry
  • 2 zanahorias
  • Una mezcla de brotes tiernos de lechuga
  • 2 cucharadas de pipas de girasol

Para la vinagreta

  • 40 ml de aceite de oliva virgen extra
  • 1 naranja
  • Sal

Modo de elaboración

  1. Enjuaga las lentejas, escúrrelas y resérvalas
  2. Corta los tomates y las zanahorias a dados después de haberlas limpiado a conciencia
  3. Pela la naranja y separa los gajos. Procura no dejar la parte blanca de esta fruta
  4. Mézclalo con los brotes tiernos y las pipas. Resérvalo todo en la nevera hasta el momento de utilizarlo.
  5. Para la vinagreta, emulsiona el aceite de oliva virgen extra de Masía El Altet con el zumo de naranja y la sal.
  6. Reserva la vinagreta hasta el momento de comer esta ensalada vegana de lentejas y naranja

Como ves, una receta la mar de simple y nutritiva gracias a las lentejas pardinas.

Por cierto, que las lentejas pardinas son una variedad de lenteja conocida también como lenteja franciscana.

Se diferencia de las otras por el color marrón de la cáscara y la medida mediana (entre 4 y 5 mm de diámetro) de la semilla lenticular característica.

Cultivada y cocinada desde hace siglos, fue, junto con el garbanzo, uno de las legumbres básicas de la dieta mediterránea, que acabaría un poco arrinconada con la llegada de la judía.

Hoy recuperada, esta variedad tiene incluso una IGP en las tierras de Castilla, concretamente en Tierra de Campos.

Su medida y la cáscara fina permiten la cocción directa, sin el preceptivo remojado de las legumbres, que se reduce a un simple lavado.

Otra ventaja es que la cáscara no se desprende al cocerla, cosa que la hace ideal para los guisos más o menos jugosos, pero también para ensaladas, como has podido ver en esta receta.

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